En el debate surgieron múltiples preguntas sobre las que los presentes iban respondiendo, opinando y haciendo aportaciones. Juntos fuimos dando forma y construyendo completamente este concepto, que a priori parece fácil, pero cuando te pones a escribirlo ves que ya no lo es tanto y confluyen múltiples factores.

Compramos porque hemos aprendido a comprar, ya que no va en nuestra naturaleza. Pero hoy en día lo hacemos continuamente, incluso como un hábito, es una forma de vivir estandarizada y generalizada que vemos e imitamos desde pequeños.

Comprar es una conducta que ejecutamos por motivación. Esta es la condición necesaria, la motivación, aunque por si sola no es suficiente, hay más. La motivación es el proceso que nos mueve a comprar algo.

Siempre la emoción ha vencido a la razón, así que, para vender más, sé un vendedor afable y apasionado, es mucho mejor que ser un vendedor racional. Así será más fácil. Si, porque mientras nuestro cerebro es una máquina de “no gastar”, en cambio las emociones son impulsivas, placenteras y siempre el “placer vence a la razón”. Por eso, un buen vendedor necesita motivar al cliente, para conseguir que pre-sienta placer en tener lo que vendemos.